El papel del ejercicio físico en el tratamiento y prevención del cáncer de mama

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El ejercicio físico siempre es un aliado en el tratamiento y prevención del cáncer de mama como estrategia para reducir su aparición y contribuir de forma positiva a la supervivencia de las personas que lo han superado. De la misma forma, reduce el riesgo de sufrir otras enfermedades asociadas a un estilo de vida sedentario. Su papel resulta clave, además, a la hora de mejorar otros aspectos que afectan directamente a los pacientes oncológicos.

¿Cuál es su importancia en la prevención del cáncer de mama?

Diversos estudios demuestran que el ejercicio disminuye la aparición de hasta 7 tipos diferentes de cáncer, entre ellos el de mama. En concreto, una dosis de entre 150 y 300 minutos de ejercicio moderado o entre 75 y 150 minutos de ejercicio vigoroso a la semana reduce considerablemente la mortalidad en este tipo de cáncer. Además, las mujeres que realizan actividad física con regularidad antes del diagnóstico de cáncer y después del tratamiento tienen menos posibilidades de reaparición en comparación con las mujeres sedentarias.

El ejercicio físico como tratamiento para el cáncer de mama

Existen diversos indicios de que la actividad física en cualquier momento beneficia a las sobrevivientes de cáncer de seno. Sea cual sea el punto de la enfermedad en el que se encuentre la paciente, el ejercicio físico siempre es un aliado. Incorporarlo en el estilo de vida ayuda a reducir nuevos episodios así como a aumentar la esperanza de vida. A su vez, mantenerse activo tiene otros beneficios asociados para las pacientes como son:

  • Reduce la fatiga.
  • Disminuye la ansiedad y la depresión.
  • Mejora la función física.
  • Evita el linfedema.

El ejercicio físico y el sueño

El sueño es uno de los primeros factores afectados en un episodio de cáncer de mama. Muchas pacientes ven alterado su descanso durante meses tras el diagnóstico, lo que empeora su calidad de vida y, en muchos casos, el desarrollo de la enfermedad. La fatiga, la ansiedad o la depresión suelen aparecer a raíz de un descanso insuficiente, por lo que es prioritario que las sobrevivientes de cáncer cuenten con medidas para asegurar una rutina de sueño óptima. Varios estudios aseguran que añadir ejercicio físico como parte del tratamiento del cáncer de mama ayuda a mejorar la calidad del sueño tanto a corto como, sobre todo, a largo plazo. Por lo tanto, la relación entre ambos factores asegura una gran ventaja para las mujeres que sufren esta dolencia.

Recomendaciones de actividad física para mujeres con cáncer de mama

El principal consejo es mantenerse activa en la medida de lo posible, dentro de las limitaciones de la enfermedad. Esto implica realizar las tareas diarias caminando, tratar de pasear y buscar “excusas” para moverse. Se recomienda realizar dos tipos de entrenamiento:

  • De fuerza. Resulta seguro y eficaz para personas que ya tienen o que puedan desarrollar linfedema asociado al cáncer de mama. Un entrenamiento de fuerza supervisado por profesionales como el equipo de 10mets siempre es seguro y beneficioso.
  • Aeróbico. A través de ejercicios más dinámicos y en los que se consume mayor energía aumentamos la resistencia y la capacidad de los músculos.

En 10mets contamos con un equipo multidisciplinar de profesionales de la salud que pautarán el mejor entrenamiento para tu caso. Si has pasado por un cáncer de mama y necesitas incluir el ejercicio físico en tus hábitos diarios contáctanos para que podamos ofrecerte más información.

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